Código de ética para entrenadores personales y deportivos.

 Para efectos prácticos un entrenador personal es definido como el profesional capacitado para poder asesorar al público en general como mejorar su desempeño en diferentes habilidades atléticas y mejorar sus hábitos para lograr una vida más saludable. Esa definición puede ser problemática por que en esencia incluye tanto entrenadores en el cuarto de pesas como a la maestra de zumba. Sin embargo, creo que cualquiera de los dos se puede ajustar a este código si se toman en serio su profesión.

 En ese sentido, a pesar de que a nivel internacional los entrenadores personales están regulados muy poco y prácticamente cualquiera puede decir que es un entrenador personal, es importante que, si queremos que esta profesión sea reconocida y respetada nos sujetemos a un código de conducta que permita desarrollar nuestra profesión de manera adecuada, que tome en cuenta la relación que desarrollamos con nuestros clientes y con otros profesionales de la salud.

 Por lo anterior, el IMAD le pide a sus egresados seguir este código recopilado de las experiencias que he tenido como profesional, así como de los testimonios de clientes anteriores y otros colegas que se desarrollan en esta profesión.

 La prioridad del entrenador personal es influenciar de manera positiva la salud y bienestar de su cliente, como egresados tenemos que comportarnos de manera ética al ejercer esta profesión.

¿Por qué la conducta ética es importante?

Primero, como seres humanos debemos de operar bajo el principio de no hacer ningún mal, esto es una acción moral que va más allá de cualquier profesión que decidamos ejercer. Es decir que, si sabes que los ejercicios o actividades que recomiendas a tus clientes los lesionan o los puede lesionar, no deberías seguir con esa actividad, más aún, tenemos que preguntarnos constantemente ¿alguna de mis recomendaciones puede estar lastimando a alguno de mis clientes? 

Hacerse esas preguntas es importante incluso para no hacer algún mal por omisión, por ejemplo, muchas veces los entrenadores hacen recomendaciones generales acerca de cómo hacer un ejercicio sin preguntar al cliente si existen molestias o lesiones anteriores, muchas veces agravando una lesión existente. 

En segundo lugar, la mayoría de los comportamientos éticos promoverán un mejor desempeño de tu negocio, ya sea si te desarrollas como un profesional independiente, tanto como si formas parte de algún gimnasio. Es más probable que un cliente trabaje contigo si los tratas de manera honesta y ellos se den cuenta de que su salud y desempeño son tu prioridad. 

Como tercer punto es que sencillamente, es poco probable que te desempeñes de manera poco ética durante mucho tiempo, las personas hablan, esto puede jugar a tu favor o en tu contra. Si estás eligiendo desempeñarte en esta profesión debes entender que a largo plazo tus acciones positivas o negativas van a repercutir mucho más que tus palabras.

Todos los entrenadores que no actúan éticamente dañan la reputación de nuestra profesión.

¿Cuáles son las preocupaciones éticas principales?

Todos los entrenadores tienen la responsabilidad de continuar con su educación y sujetarse a una práctica basada en evidencias, así como acumular el conocimiento práctico para poder dar el mejor servicio profesional posible.

El entrenador personal tiene una posición de autoridad y confianza por parte del cliente debido a la naturaleza de su trabajo. El bienestar del cliente es central a todas las consideraciones de su relación. Incluida la obligación del entrenador de respetar a su cliente y a otros profesionales, ya sean colegas, así como otros profesionales de la salud.

El respeto que un entrenador personal debe exhibir incluirá la no discriminación de sus clientes debido a raza, sexo, genero, religión, lugar de origen, preferencias sexuales o de cualquier índole, etc.

El entrenador tiene la obligación de asegurarse de que el entrenado cumpla con la aptitud física para poder desempeñar cualquier actividad física de manera adecuada. Así como tomar en cuenta las posibles lesiones que puedan surgir a causa de los movimientos y actividades que él recomiende.

Es responsabilidad del entrenador asegurar la seguridad del asesorado en todo momento, que su asesoría se dé bajo las condiciones mínimas de seguridad, practicar su enseñanza lo suficiente y que sus clientes le comprendan en todo momento para que no existan malentendidos que puedan resultar en una mala experiencia de entrenamiento para cualquiera de los dos. La supervisión adecuada consiste en asegurarse que el cliente entienda los ejercicios y la manera correcta de ejecutarlos mientras trabajan juntos.

Es necesario que el entrenador reconozca sus deficiencias en cuanto al alcance de su práctica. Si desconoce la manera adecuada de entrenar a personas con diferentes capacidades físicas, personas jóvenes o que requieran de cuidados especiales debido a alguna enfermedad, lesión o afección permanente, deberá de comunicarlo claramente con el cliente y recomendarle tomar todas las medidas precautorias adecuadas, así como recibir asesoría conjunta de un médico, ya que si el entrenador y el cliente deciden continuar con la asesoría, se toma por entendido que el entrenador se hará responsable de la salud mental y física de su cliente mientras él está en su cuidado.

El entrenador debe conocer las necesidades atléticas y objetivos de su cliente. Debe de existir un plan completo donde se busque completar las aspiraciones del cliente mientras se mejora su salud en la vida cotidiana.

El objetivo del entrenador es mejorar el desempeño y la aptitud atlética, con relación a esto podrá recomendar de manera general como mejorar los hábitos alimenticios de su cliente con consejos generales o planes alimenticios básicos siempre que él se encuentre suficientemente capacitado en nutrición deportiva y demuestre un conocimiento adecuado de los principios fisiológicos relacionados a la alimentación y como interactúan con el deporte o actividad física en la que él se especializa.

El entrenador debe reconocer los límites de su competencia y experiencia. Proveer solo los servicios y técnicas para los cuales se está completamente capacitado gracias a la educación, entrenamiento o experiencia obtenida.

Relacionado al punto anterior, el entrenador no podrá diagnosticar enfermedades, recetar medicamentos, tratamientos, rehabilitación física, proveer tratamiento nutricional para enfermedades o afecciones específicas. Todas estas actividades se encuentran fuera del espectro de práctica de nuestra profesión, en cualquiera de estas circunstancias el entrenador deberá recomendar al cliente visitar un profesional de la salud especializado en la afección que presente el cliente.  Un entrenador nunca deberá de presentarse como un especialista en temas en los cuales no es lo suficientemente competente.

El entrenador debe de ser transparente en cuanto a qué responsabilidades va a adquirir cuando el cliente contrata un servicio y el alcance que tendrá su asesoría. Es común que clientes y entrenadores no discutan lo suficiente acerca de qué alcance tendrá el entrenamiento o la asesoría que se dé y esto genere descontento cuando el cliente no alcance los objetivos o mejore en los ámbitos que esperaba, así mismo, el entrenador debe delimitar de manera clara qué espera de su asesorado en todo momento.

Cualquier insinuación sexual por parte de un entrenador se considera una falta ética y un abuso de la confianza recibida por el cliente. Cualquier contacto sexual iniciado o aceptado por un entrenador o asesor es una violación a la relación profesional que se establece al iniciar una asesoría.

Un entrenador debe de ser consciente de los alcances de cualquier producto o servicio que recomiende, esto incluye no representar algún suplemento alimenticio, fármaco o servicio externo como capaz de lograr resultados que van más allá de los resultados regulares. Así mismo, un entrenador no deberá recomendar suplementos alimenticios, medicamentos o fármacos para los cuales desconozca el funcionamiento a nivel fisiológico. Si el entrenador recibe cualquier beneficio, incluidas comisiones, patrocinio o producto de alguna empresa o compañía debería comunicárselo a su cliente de manera clara antes de recomendar productos provenientes de esa compañía.

El entrenador debe de dar cualquier tipo de asesoría sin estar bajo los efectos de alcohol, drogas, medicamentos o alguna alteración física que le impida garantizar la seguridad de su cliente, en caso de que el entrenador se encuentre bajo la influencia de alguna sustancia, deberá comunicarle a su cliente el problema y limitar su práctica hasta que logre solucionar su falta de habilidad para dar al cliente un servicio integro y seguro.

En caso de existir alguna discrepancia entre el consejo presentado por el entrenador y cualquier otro especialista de la salud, se deberá de presentar la evidencia o razonamiento detrás del consejo dado al cliente y, de ser posible, al especialista de la salud que le asesora para poder presentar un consejo unificado al cliente y evitar crear un ambiente de confusión en él o ella.

Como entrenadores tenemos una responsabilidad social de participar en actividades que mejoren los hábitos físicos de la comunidad. Así mismo honrar nuestra profesión practicándola de manera responsable y sujetándonos a un alto estándar profesional.